Cuando hablamos de constitución estamos haciendo referencia, no solo a un conjunto de características morfológicas y físicas, sino también una tendencia a una sintomatología, patología y a unos rasgos comportamentales y emocionales que definen a la persona y la diferencian del resto. Cada constitución se clasifica de acuerdo con el órgano o la víscera fuerte o débil. Estas constituciones forman individualidades únicas y distintas. 

La mayoría de nosotros al desconocer cuál es nuestra constitución podemos tender a cultivar, nuestros desequilibrios. Es por eso por lo que el diagnostico constitucional es tan importante porque nos permitirá hacer cambios en nuestra vida, en nuestros hábitos alimenticios y conductuales que nos ayudaran a corregir la condición constitucional desequilibrada. Es entonces cuando hablamos de la acupuntura como método por el cual se pretende restaurar el estado condicional de la persona y devolverlo a su estado constitucional original. Por todo ello decimos que lo que cambia no es la constitución, sino la condición de la persona, al momento actual o presente.